Una Sociedad donde bajo el disfraz de la misericordia y el bienestar colectivo se expropian los frutos del esfuerzo ajeno, condena moral y materialmente a sus integrantes.
Un grupo de emprendedores, dispuestos a defender su derecho a la Propiedad, a ganar riqueza y a ser mejores cada día, deciden escapar de las garras del colectivismo estatal y aislarse de los usurpadores, de los parásitos del conocimiento, diciéndoles “No más”.
Calificados de egoístas e inmorales, perseguidos por quienes sienten tener derecho sobre la Vida y la Propiedad ajena.
¿Ficción?, lo dudo, hoy en día tanto en Perú como en otros países de Sudamérica los ciudadanos ven que sus actividades económicas y políticas son amenazadas por el aparato totalitario del Estado, el cual bajo la premisa de “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad” se apropian inmoralmente de lo producido por otros para su lucro.
Hoy, hay una “Rebelión del Atlas” en cada empresario informal que se arriesga a producir bienes y servicios para satisfacer a sus consumidores, y dice ¡NO! a los burócratas que le quiere sacar $150 dólares por una Licencia de Funcionamiento Municipal, dice ¡NO! a quienes le exigen el pago de impuestos y aranceles para engordar sus bolsillos bajo sanción de multa o decomiso de sus bienes y dice ¡NO! a quienes en el colmo del cinismo le prohiben importar bienes tan necesarios como ropa usada condenando a los más pobres, es decir quienes producimos debemos tener el visto bueno de quienes nada producen, y eso es inmoral.
Hace 50 años Ayn Rand vio como la democracia en Norteamérica podía ver limitados sus valores de Libertad e Independencia plasmados en la Primera Constitución del planeta al incorporar al socialismo a través de un Estado “Todo abarcante”, a lo cual se le opone el levantamiento de los Individuos quienes defienden su Vida, su Propiedad y su Derecho a la Felicidad.
Todo esto se respira en cada página de la “Rebelión del Atlas”, mezcla de filosofía diaria y sentimiento, a cuya lectura los invito.
Gato Randiano
Un grupo de emprendedores, dispuestos a defender su derecho a la Propiedad, a ganar riqueza y a ser mejores cada día, deciden escapar de las garras del colectivismo estatal y aislarse de los usurpadores, de los parásitos del conocimiento, diciéndoles “No más”.
Calificados de egoístas e inmorales, perseguidos por quienes sienten tener derecho sobre la Vida y la Propiedad ajena.
¿Ficción?, lo dudo, hoy en día tanto en Perú como en otros países de Sudamérica los ciudadanos ven que sus actividades económicas y políticas son amenazadas por el aparato totalitario del Estado, el cual bajo la premisa de “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad” se apropian inmoralmente de lo producido por otros para su lucro.
Hoy, hay una “Rebelión del Atlas” en cada empresario informal que se arriesga a producir bienes y servicios para satisfacer a sus consumidores, y dice ¡NO! a los burócratas que le quiere sacar $150 dólares por una Licencia de Funcionamiento Municipal, dice ¡NO! a quienes le exigen el pago de impuestos y aranceles para engordar sus bolsillos bajo sanción de multa o decomiso de sus bienes y dice ¡NO! a quienes en el colmo del cinismo le prohiben importar bienes tan necesarios como ropa usada condenando a los más pobres, es decir quienes producimos debemos tener el visto bueno de quienes nada producen, y eso es inmoral.
Hace 50 años Ayn Rand vio como la democracia en Norteamérica podía ver limitados sus valores de Libertad e Independencia plasmados en la Primera Constitución del planeta al incorporar al socialismo a través de un Estado “Todo abarcante”, a lo cual se le opone el levantamiento de los Individuos quienes defienden su Vida, su Propiedad y su Derecho a la Felicidad.
Todo esto se respira en cada página de la “Rebelión del Atlas”, mezcla de filosofía diaria y sentimiento, a cuya lectura los invito.
Gato Randiano